Adopta una Autora: Entrevista a Anna Casanovas (I)

Ya está aquí mi primera entrada de este proyecto, Adopta una Autora, y como habrás visto en el título, mi autora adoptada es Anna Casanovas!

Tuve claro desde que vi el proyecto y pedí participar que quería que fuera esta autora la que diera a conocer. Es la primera autora de romántica nacional que leí, sus Hermanos Martí me enamoraron y a partir de ahí he ido descubriendo subgéneros dentro de la romántica hasta convertir éste en mi género predilecto.

Cuando contacté con Anna, comentándole el proyecto, y la idea que tenía para la primera entrada, en seguida me dio todas las facilidades del mundo y estuvo dispuesta a contestar a las preguntas que contuviera la entrevista, que he de decir, ha sido un poco extensa, por ello he decidido dividirla en dos: hoy vas a conocer la faceta de autora de Anna y mañana algunos secretos referidos a sus historias a su yo lector.

Quiero compartir una anécdota, que además le comenté a ella, sobre cómo llegué hasta sus libros. Fue allá por el 2008, cuando encendí una mañana la tele, en una de mis pausas de estudio opositor, y allá que vi en el programa Espejo Público a varias autoras de novela romántica hablando de sus libros. Tuve que preguntar a Anna si aquello pasó, jeje, que yo juraría que sí, y efectivamente, ella estaba presentando Nadie como tú, primera entrega de la saga de los Hermanos Martí. Así que ese momento fue el inicio de una predilección por la romántica que aún hoy conservo y espero nunca cansarme del género.

No me quiero extender mucho en su bibliografía en este momento, tan solo mencionar sus últimas publicaciones: a finales de 2016 salió a la venta Si todo desapareciera, el cierre de la trilogía Vanderbilt Avenue; en 2015 ganó el II Premio Titania con Herbarium, Las flores de Gideon y con esta misma editorial va a publicar justo en este mes de marzo La partitura.

Leer a esta autora es leer historias complejas, con diálogos trabajados, sobre los que piensas cuando acaba una escena, con frases elegidas y cuidadas y con unos personajes de los que te enamoras sin remedio y que cuando acabas de leer uno de sus libros se te pone una sonrisa en la cara e inevitablemente piensas en cuánto tendrás que esperar hasta la siguiente.

Sin más, vamos con la primera parte de la entrevista, vamos con "la Anna Autora":

"En primer lugar, Anna, muchas gracias por contestar esta lista casi interminable de preguntas. Vamos allá:

Sara Lectora: Cuál fue el detonante, el click que te hizo ponerte a escribir, que no pudiste ignorar y te empujó a comenzar:

Anna Casanovas: Supongo que puedo decir que he escrito siempre, pero me imagino que te refieres a cuando dije que iba a hacerlo en serio y puedo afirmar que esta pregunta no me la ha hecho nunca nadie. Te cuento, y espero no aburrirte con mi historia. Cuando tenía veinticuatro años nacieron mis hermanos pequeños y mi madre se puso enferma, por suerte se recuperó y hoy estamos todos muy bien, locos, pero bien. Fue un año muy difícil. Yo en esa época estaba opositando a abogada del estado (en serio) y lo dejé para estar en casa con los niños; mis otros hermanos iban al colegio y tenía sentido que fuese yo quién se ocupase de los gemelos (son un niño y una niña que ahora me pasan medio metro). Durante unos meses todo estuvo mal, pero después empezó a mejorar y al cabo de un año mi madre estaba recuperándose y mis hermanos ya no eran unos bebés. Busqué trabajo, estar con mi madre y con los niños me hizo cambiar profundamente y vi claro que no quería opositar, y me puse a escribir, a escribir de verdad. Empecé una novela y no paré hasta terminarla, es “Nadie como tú”. 

SL: Cuáles fueron tus inicios en el mundo de la escritura, de qué iban tus primeras historias:

AC: Lo cierto es que siempre he escrito sobre el amor y sobre los sentimientos. Mi primera historia “oficial” es un cuento que escribí cuando tenía ocho años y se titulaba “La receta de la felicidad” y trataba de una niña que hacía un pastel para hacer feliz a su madre. Muy cursi probablemente. Más adelante escribí unas historias sobre una farmacia olvidada en un pueblo desde la cual se podía viajar en el tiempo y las personas que entraban la utilizaban para arreglar errores del pasado. Ya de mayor mi primera historia fue “Nadie como tú” y, aunque ahora me parece juvenil, y si pudiera cambiaría muchas cosas, siempre tendrá un lugar especial en mi corazón.

SL: Quién es tu crítico más “feroz” y aquel que siempre te alaba y no ve fallos por ningún lado:

AC: Marc (su marido) es el mal, pero también fue él el que mandó “Nadie como tú” a la editorial y el que me animó –o empujó- a no rendirme. Es un crítico muy duro, aunque constructivo y que sabe provocarme, en realidad creo que le encanta sulfurarme. Ahora ya no puede leerse mis novelas enteras antes de que las mande a la editorial, las niñas y el trabajo no perdonan, y escribir se ha convertido en mi profesión, pero cuando estoy en el ordenador oigo su voz en mi cabeza diciéndome <<¿estás segura que esto está bien?>>.

En cuanto a críticos que siempre me alaben, no tengo ninguno. ¿Existen de verdad? Porque si es así, tal vez debería quejarme. Mis hermanas, por ejemplo, se leen mis historias y siempre las disfrutan y dicen que les gustan mucho, pero nunca dejan de añadir un comentario tipo “pero ese momento…” o “¿y eso por qué lo has hecho? A mí me habría gustado más…” . Creo que está bien que sea así, que me hagan esta clase de preguntas y que me motiven a seguir mejorando, a buscar nuevas maneras de sorprenderlas y enamorarlas. 

SL: Sigues algún ritual o manía a la hora de escribir:

Del IG de la autora

AC: Todas mis novelas empiezan con un esquema en una libreta y lo cierto es que no era consciente de que tenía esta manía hasta que un día ordené el escritorio y abrí los cuadernos más antiguos y vi que siempre hago lo mismo. Es un esquema con círculos, flechas, palabras que pueden parecer inconexas y algún que otro garabato. Después hago una guía más ordenada, aunque ese primer esquema es mi pieza clave. En cuanto al día a día, no, no tengo ninguna manía, necesito silencio o, mejor dicho, tranquilidad, puedo tener música, pero no una fiesta al lado. Y suelo beber té, no sé si eso cuenta como manía, y escribir frases, ideas que se me ocurren para más adelante en el cuaderno que tengo al lado. 

SL: Siempre he querido hacer esta pregunta, ¿mapa o brújula?

AC: Un poco de las dos. Cualquier proyecto requiere de una mínima organización previa, puedo pasarme semanas dándole vueltas a las ideas en mi cabeza, retorciendo partes del argumento que no me encajan y preguntándome por qué un personaje tiene que ser de un modo u otro hasta que siento que he encontrado el alma de la historia. Cuando eso sucede, hago un pequeño esquema –que realmente parecen anotaciones sin demasiado sentido- y trazo las líneas básicas, pero no desarrollo cada detalle. Creo, y esto es una opinión muy personal, que una historia tiene que respirar, que tener vida, y que planificar hasta el último punto antes de empezarla puede ahogarla. Así pues, en cuanto tengo el espíritu de la novela claro me pongo a escribir y no paro hasta llegar al final. Escribo de manera lineal, es decir, de principio a fin. Sé que hay autores que un día pueden escribir el capítulo final y después uno del medio, pero yo no. Yo escribo toda la novela en orden, aunque eso no evita que no haga cambios y que reorganice los capítulos cuando llego al final, ni que la corrija cientos de veces y que borre páginas y páginas enteras. En una ocasión leí que Nora Roberts decía que una página mal escrita se puede corregir, lo que no se puede arreglar es una página en blanco, así que escribo y después corrijo y le doy las vueltas que haga falta, pero dejo que la novela vaya creciendo. 

SL: Dónde encuentras la inspiración:

AC: En todas partes. Suena a respuesta típica, pero es la verdad. Soy la clase de persona que lee una noticia en el periódico y la recorta porque hay algo que me ha hecho saltar una chispa, o guardo postales, o escucho conversaciones de las mesas de al lado. Estoy convencida de que se puede aprender a tener imaginación: cuanto más lees, más museos visitas, más música escuchas o más películas ves, más se despierta esa parte del cerebro que nos lleva a hacernos preguntas. La inspiración tiene mucho que ver con la curiosidad y yo de pequeña jugaba a inventarme las historias de las personas que entraban en la tienda de ropa a metros de mi abuela. La tienda ya no existe, pero yo aún hago lo de escuchar a los demás, observar, intentar buscar la historia de cada persona. Aunque me gusta creer que disimulo mejor y no me quedo embobada mirando. 

SL: Tienes algún truco antibloqueo que puedas contar:

AC: No es ningún truco y sí, claro que puedo contarlo: siéntate frente al ordenador y escribe. Siéntate y escribe. Escribir no es fácil, a mí me parece muy difícil, pero no se consigue sin hacer nada. Evidentemente hay días que no estoy inspirada, pero eso también me sucedía cuando trabajaban en el banco y creo que pasa en cualquier profesión, entonces corrijo, releo lo que hice el día anterior, tal vez abro un documento en blanco y empiezo a escribir un cuento. Hay mil opciones, aunque al final todas se reducen a lo mismo: siéntate en el ordenador y escribe. 

SL: Desde que comenzaste tu carrera como escritora, el panorama de la literatura romántica ha cambiado mucho, qué ventajas y desventajas ves ahora con respecto a cuándo empezaste:

Del IG de la autora

AC: Creo que la ventaja más evidente es que ahora las editoriales reciben del mismo modo manuscritos de autoras nacionales que de internacionales y que las librerías conocen un poquito mejor el género y ya no suelen “castigarlo” a una única estantería medio escondida. Aun así, nos queda mucho, muchísimo, camino por recorrer. Seguimos teniendo una mala reputación que es completamente injusta y siguen existiendo prejuicios sobre el género. No negaré que probablemente haya novelas o autores que fomenten esta “mala reputación”, pero sucede lo mismo en todos los géneros. Hay “malos” escritores de novela negra y no por ello sufre todo el colectivo.

Otra diferencia que sin duda es una ventaja es que hay más autores publicados y eso nos motiva a todos a seguir mejorando.

En lo que se refiere a las desventajas, ahora la piratería es mucho peor y, en mi opinión, hay demasiada gente que no se toma en serio lo preocupante que es y las consecuencias que puede y va a tener a largo y a medio plazo. Si no vendemos libros, las editoriales no nos publicarán por muchos seguidores que tengamos en Instagram o comentarios que nos dejen esos lectores piratas en Goodreads y en Amazon. Los libros tienen que venderse (libros en papel o en ebook) tanto si queremos que las editoriales publiquen como si se trata de autopublicarnos y, por tanto, necesitamos contratar a un corrector, diseñador, etc. 

SL: Qué género literario no escribirías nunca:

AC: A día de hoy lo único que no me imagino escribiendo es no ficción. Me costaría muchísimo no dejarme llevar por la imaginación y no añadir ningún detalle personal a un manual de cocina o de traducción, por poner unos ejemplos. Dentro de la ficción no me atrevo a rechazar ningún género de entrada, creo que la vida es muy larga (o al menos espero que lo sea) y no sé si en algún momento me cruzaré con una historia de terror que necesitaré contaros. Ahora no lo veo, no te engañaré, escribir sobre el amor me parece un gran reto y aún siento que me quedan historias con corazón para rato. Pero no descarto que en algún momento pueda tomar otra dirección. 

SL: Influye la época del año en la que escribes en el tono de tus historias (por ejemplo, si escribes en invierno escribes sobre historias más melancólicas y en verano más ligeras):

AC: No en el sentido que mencionas. Cuando empiezo a escribir una novela soy, más o menos, una persona normal, tengo un horario normal y sé si a mi alrededor es verano o invierno. Hasta que llego al nudo de la historia y entonces siento que no puedo soltarla y me da igual que haga sol o que nieve, escribir se convierte casi en algo vital y estoy segura de que si no tuviera a mis hijas viviría esos meses a base de pizza y té y no me quitaría el pijama. Por suerte ellas existen (y no solo lo digo en este sentido) y sé que tengo que dejar de escribir y comportarme como un adulto responsable, pero el resto del mundo exterior desaparece. Por eso no me influye la época del año, porque casi ni me entero. 

SL: Te gustaría escribir una historia a cuatro manos, si es así, con quién, o te hubiera gustado con alguien que ya no está:

AC: Esta idea siempre me ha fascinado, para mí escribir es algo muy personal, los personajes, las situaciones que viven y cómo se enfrentan a ellas salen de mí y creo que tiene que ser difícil compartir esa parte del proceso con otra persona, pero me encantaría hacerlo, sería todo un reto. Si pudiera viajar en el tiempo, sería increíble escribir con Charles Dickens, Charlotte Brontë, Jane Austen o Agatha Christie, bueno, ellos escribirían y yo tomaría apuntes para aprender. Estos cuatro autores son “Los vengadores de la escritura”, “Los cuatro fantásticos”; entre ellos han creado tantas tramas, tantos giros, tantos personajes increíbles y han influenciado a tantos autores y emocionado a tantos lectores que sin duda sería maravilloso trabajar con ellos. En la actualidad, me fascinaría escribir con Stephen King, sus obras me aterrorizan, pero es un grandísimo profesor y conoce el proceso creativo como nadie, y siempre es muy generoso compartiendo esa clase de consejos en las redes, así que me imagino que escucharle sería un auténtico regalo. En el mundo real, si algún día escribo un libro a cuatro manos con otra persona, lo haré con alguien a quien admire y del que pueda aprender muchísimo. 

SL: Si pudieras, qué le dirías a tu yo de hace 10 años:

AC: Que tuviese más paciencia (ya tengo, pero creo que de paciencia nunca se tiene suficiente) y que aprendiese antes a dar la importancia justa a ciertas partes de este mundo. Para mí lo importante es escribir y que mis novelas lleguen al lector, que lo emocionen y le hagan pasar un buen rato. Si una sola de mis historias ha logrado quedarse en la memoria de alguien, ya me siento muy afortunada. Esto puede parecer una tontería, pero creo que es algo que debería preguntarse cualquiera que quiera escribir: ¿por qué? ¿por qué necesitas escribir? Yo sé porque lo hago y sí, evidentemente quiero ganarme la vida con esto, pero escribo porque es lo que soy. Es lo que he sido siempre y lo que quiero ser hasta que me muera. Cuando empecé me costaba sentirme cómoda en las redes, la actitud de ciertas páginas web y de ciertas personas me sorprendía y descolocaba. Aprendí a tomármelo con perspectiva y a centrarme en lo que para mí es importante: escribir. Sé que soy muy afortunada de tener los lectores que tengo y me encanta estar en contacto con ellos, con blogs, con otros escritores, aprendo muchísimo cada día. Las redes no son el mal, pero, en mi opinión, hay que aprender a utilizarlas y a tomarlo todo, lo bueno y lo malo, en justa medida. Esto es lo que le diría mi yo de hace 10 años."

Pues hasta aquí la primera parte de la entrevista, mañana más!! Y el domingo una sorpresa... 

¿Qué te ha parecido? Hoy más que nunca, cuéntame!

Para leer la segunda parte de la entrevista pincha aquí