Título: La Partitura, música para Adam
Autora: Anna Casanovas
Editorial: Titania
Género: romántica contemporánea
Sinopsis:
En Londres, Adam, un joven compositor, pierde la vista en un accidente y
ciego descubre lo vacía que estaba su vida a pesar de contar con el
éxito profesional y la que todos consideraban la pareja perfecta. Solo y
adaptándose a la ceguera, Adam decide buscar lo mejor de sí mismo, de
sus amigos y vivir plenamente. Lo único que teme es componer, hasta que
un día el director de la ópera de la ciudad acude a pedirle un favor y
semanas más tarde escucha a una chica tocar el piano. Y entonces aprende
a ver con el corazón.
En Nashville, Charlotte, una pianista de música country, hace una
promesa y lo deja todo para terminar la carrera de música en Inglaterra
aunque allí se niega a establecer lazos con nadie pues su paso será solo
temporal. Charlotte no quiere sonreírle a sus vecinas, no quiere
entablar amistad con sus compañeros de clase ni tocar con ellos en una
tintorería abandonada y no quiere que su corazón despierte y descubra el
amor de verdad. Y por encima de todo no quiere volver a componer ni a
tocar el piano jamás.
Quería tomármelo con calma, de verdad, pero fue comenzar esta historia y casi leerla del tirón. Conocer a Adam y a Charlotte ha sido un viaje emocionante donde he sufrido con ellos, he sentido la música y he ido descubriendo sus secretos; unos secretos que casi acaban con ellos y a la vez les han llevado al punto justo en el que están y donde tienen que decidir qué camino tomar. Todo este viaje no lo he hecho sola, si no en una mini lectura conjunta junto con Patricia, qué, lo convertimos en tradición? ;)
La impresión que tuve al comenzar esta novela es que iba a ser algo del estilo de Herbarium, y en parte así ha sido; tiene esos dos momentos temporales, tiene esa delicadeza en los sentimientos, y aunque quizá La Partitura pueda parecer más sencilla, lo cierto es que esconde mucho, sorpresas que no te ves venir y decisiones difíciles que hacen que te planees qué hubieras hecho tú en su lugar.
Ambos personajes están pasando por un momento difícil. Adam es un compositor que ya no compone. Se quedó ciego hace unos meses y todo su entorno, su hermana, su amigo, su mentor, quieren que vuelva a componer, que vuelva a ser él. Lo que no aceptan del todo es que el Adam de antes, el que veía, ya no está y ni el propio Adam quiere que vuelva porque no se caía muy bien a sí mismo. Una de sus batallas es hacer comprender a todos que no está enfermo, que está ciego, y que tratarle como si fuera a romperse, cuidando cada expresión cuando están hablando con él le cabrea más que ayudarle.
Charlotte, sin embargo, es un personaje de entrada más difícil, diría que un poco asocial y borde y se nota que está en Londres en una especie de huida. Ella dice que por cumplir una promesa, pero no quiere relacionarse con nadie, ni establecer vínculos ni nada. Está sufriendo mucho por lo que ha dejado atrás y conocer a Adam le da una fuerza desconocida para ella para quizá, solo quizá, atraverse a ser ella misma.
Casualidades de la vida o intervención del destino, ambos coinciden en la tienda de música del amigo de Adam y éste la escucha tocar "La Partitura"; desde ese momento, cuando ella se sienta al piano a tocarla y continúa haciéndolo cuando Adam se lo pide, sus vidas van a entrelazarse y tendrán que decidir si merece la pena arriesgarse por vivirlas juntos.
Como te he dicho, al principio Charlotte se hace mucho de rogar, no quiere ni oir hablar de volver a tocar, ni por supuesto establecer cualquier tipo de relación con nadie; está ahí para terminar sus estudios y ya. Pero Adam, que se habrá quedado ciego pero no es menos testarudo que antes, está ahí picándola, presionándola para que acepte ayudarle a terminar La Partitura.
Quiero hablar aquí un momento de esa atracción que sienten los personajes nada más percibirse. No lo calificaría de flechazo o instalove, porque lo que sienten es eso, una atracción, que ambos tienen que ir haciendo crecer hasta convertirse en algo más. Lo explica muy bien Montgomery:
"(...) El amor tarde en crecer, eso no voy a discutirlo, y hay que cuidarlo a diario, pero aparece un día cualquiera. Siempre hay un día que es el primero"
Uno de los elementos más originales de la novela es precisamente la voz que tiene La Partitura, Folie, pues ella misma nos cuenta su historia desde sus inicios, desde que estaba dentro de su primer compositor y cómo fue saliendo, cómo reflejaba los sentimientos que plasmaba el autor según lo que iba viviendo y cómo pasó por las manos de Chopin, se salvó de los nazis para descansar en la casa de Valldemosa y emprender la última etapa junto con Charlotte y Adam.
Esa parte del pasado, narrada a través de la propia partitura, da ese punto de profundidad a la historia que complementa a la perfección la historia actual.
Los secundarios aquí juegan también un papel importante: la hermana de Adam, los compañeros de Charlotte, su familia, Montgomery, Gabriel, Erika (sí, este personaje es odioso pero tiene su importancia); todos ellos van a estar al lado de ambos protagonistas ayudando a que todo salga como tiene que salir.
De nuevo, una de las mejores cosas de las historias de la autora es la narración, los diálogos tan sentidos y preciosos que hacen que no puedas parar de leer y llenes de marcas el libro para recordar esos momentos que no por ser sencillos son menos especiales. La delicadeza con que está descrita toda la parte concerniente a la música, a la composición de la partitura, con cuánta sensibilidad expresa los sentimientos asociados a esa creación, de verdad, emocionante. Con un final pausado, atando todos los cabos necesarios y con un toque peliculero que hace que sueltes una risita pero de la emoción contenida, casi con lágrimas en los ojos y no querer que acabe, que se alargue un poco más para continuar con ellos.
Dos últimos apuntes que hacen que esta historia sea aún más especial para mí; el primero, la partitura aparece en un ático en una casa en Valldemosa, en Malloca; ahí se sitúa uno de los mejores libros que leí el año pasado: Pan de limón con semillas de amapola de Cristina Campos.
Y el segundo, Chopin tiene un papel importante, puede hacer sido el compositor de esta partitura perdida. Pues bien, hay un libro que me emocionó mucho, muchísimo, y es El penúltimo sueño de Ángela Becerra; ahí uno de los protagonistas toca a la mujer de la que está enamorado Tristesse de este compositor, y es uno de los momentos más emocionantes que he leído nunca. Ambos libros recomendadísimos y que releeré en el futuro.
Si no conoces aún a Adam, a Charlotte y a Folie solo puedo decirte que no demores mucho el encuentro. Te están esperando para mostrarte su historia :)
Gracias a la Editorial Titania por el envío del ejemplar
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