April, Adam y la trayectoria de los planetas, Andrea Longarela

Título: April, Adam y la trayectoria de los planetas
Autora: Andrea Longarela
Género: Juvenil
Editorial: Cross Books
Sinopsis:
¿Alguna vez has soñado con desaparecer? Adam, sí. No deja de hacerlo. Cuando se levanta, cuando se acuesta, cuando respira. Cada segundo de su existencia en el que se da cuenta de que Ella ya no está.
¿Alguna vez has vivido como si todo fuera un sueño? April, sí. No deja de hacerlo. Cuando hornea galletas para el grupo de terapia del señor Campbell, cuando observa a su hermano Otto crear música con una simple lata, cuando ve a Adam por primera vez.
¿Pueden tener algo en común un chico que solo vive entre sueños y una chica que solo sueña despierta? ¿Y una chica que cree tener el don de romper el corazón a los demás y un chico que lo tiene de piedra?
Quizá aún haya esperanza para ellos; quizá, juntos, sean capaces de matar monstruos de la mano y de conseguir que los planetas dejen de girar.

Estoy muy tentada de hacer una reseña-no reseña de esta historia porque ahora mismo no me salen más que el equivalente a babuceos escritos de tanto como me he emocionado con April, Adam y sus planetas; es absolutamente devastador, pero en el buen sentido, porque este libro encierra los episodios más dolorosos que puede llegar a vivir una persona pero también los que hacen que brote de nuevo la esperanza y las ganas de seguir.

Venga, voy a intentarlo porque ellos lo merecen. Tengo que empezar diciendo que esta lectura ha sido en formato libro viajero, así que he ido anotando un montón de frases, impresiones, hay muchos signos de exclamación, dibujos y pegatinas. Vivir y compartir así un libro siempre es mucho más y si bien todas las historias que me hacen llorar ocupan un lugar privilegiado en mi corazón, esta se sitúa en un lugar de honor.

April es una joven en la veintena a la que vas conociendo poco a poco, cómo ha llegado hasta Nueva Orleans y en qué ocupa sus días. Una de sus mayores aficiones es hacer galletas, porque a su hermano Otto le encantan, y las reparte en el centro al que va de voluntaria varias veces a la semana. En este centro será donde conozca a un chico triste, cabizbajo y sin luz y que verá en él a alguien a quien ayudar.

En casa las cosas están algo tirantes, su madre no es aquella que un día fue y su relación está lejos de ser cercana. Sufrió la pérdida de su padre siendo pequeña y ahora mismo hay elementos que no terminan de encajar en su vida por mucho que ella lo intente. 

Adam llegará al centro como un intento de contentar a su madre, pero su situación actual no puede ser más lúgubre. Lleva meses en un estado de pausa, duelo y oscuridad del que no ve la salida y por supuesto, no cree que ir a un grupo de terapia le vaya a ayudar en nada porque él no quiere avanzar, quiere que todo vuelva a ser como antes, pero como no puede, pues quiere lo contrario a vivir.

Estas dos personas, tan jóvenes pero que ya han vivido una cuota de dolor importante, van a suponer para el otro justo lo que necesitan en cada momento y con pequeñas conversaciones y gestos al principio, con paseos y confidencias según van avanzando las semanas, irán encontrando el camino para, simplemente, seguir, que no es poco. Sin embargo vas viendo piezas del puzle, que cada vez se hace más grande, que parecen quedar sueltas, gestos, emociones, situaciones que no cuadran y ahí es cuando todo comienza a ser más.

No solo April y Adam entran en juego en su historia, están sus madres respectivas, el propio dolor de cada una, la culpa y la impotencia que puedan sentir; Otto, el hermano de April, un ser excepcional que supone para esta el motor de su vida; "Ella", cuyo nombre no conoces hasta el final, que vivió una joven plenitud junto a Adam; Lewis, el terapeuta que tanto sabe de todos y tanto calla dando a cada uno su espacio y Miss Daisy, un personaje que solo podrías encontrar en Nueva Orleans, muy grande.

Cuando empieces este libro porque es una realidad, hay que leerlo, déjate llevar a un mundo lleno de galletas, planetas y mariposas, sentimientos inconmensurables que te arrastran con los protagonistas hasta el final, con una narración cuidada que te acuna, a modo de cuento, hasta que se te saltan las lágrimas. Lidiar con el duelo es una de las cosas a las que nunca queremos enfrentar pero es la otra cara de la moneda de la vida, inevitable y doloroso y personal, pero aquí encontrarás una forma maravillosa de estar al lado de esa persona, de ser una ayuda para cuando lo necesite y empezar a andar de nuevo.

Será uno de los mejores libros de tu vida, seguro.