Hola! Qué ilusión me hace siempre que se pase por aquí Alejandra Beneyto. Sabéis que es una autora que me encanta, compone unas historias intensas, con unos personajes que pasan por mucho y en este caso no es diferente porque Emi y Julien tienen un pasado que volverá con fuerza para hacerles enfrentarse a su presente.
Alejandra, muchísimas gracias por esta escena, este momento que ha estado en tu cabeza y has querido compartir con todas nosotras.
Hoy, 22 de noviembre, ya está a la venta en papel y en digital a través de Amazon, por lo que ¡no hay que esperar! En cuando terminéis de leer este fragmento inédito os podéis poner con la novela ;)
Vamos a ello, ¿no?
¡Hola a todas!
Quisiera darle las gracias a Sara, por dejarme un
espacio en su blog una vez más para presentar a mis personajes.
Hoy os dejo un fragmento que no aparece en el
libro, pero que he imaginado en mi cabeza mil veces.
¡Espero que os guste!
Por cierto, para que leáis con perspectiva, os
hago un pequeño spoiler: finalmente, Emi sí que viaja a Chicago ;)
Chicago, 1 de diciembre
El fuego crepita en la chimenea de casa de Carrie
y Freddie.
Fuera, la nieve cae con fuerza dando la
bienvenida a ese diciembre que ya se ha infiltrado en la ciudad.
Maldito diciembre. Cada año viene para recordarme
lo que he perdido, lo que perdí hace tanto tiempo atrás.
—Entonces… —empiezo a decir—. ¿Cuántos seremos en
la inauguración?
Carrie, mi amiga, mi hermana, me mira con una
sonrisa. En unas semanas inaugura su hotel aquí, en el centro de Chicago.
Tiene a todo su círculo de allegados
revolucionado, especialmente a mí, que desde mi empresa estoy gestionando la
parte técnica del evento.
—Yo he calculado que unos setenta. ¿Verdad,
Freddie? —Mira a su marido—. Hicimos las cuentas anoche.
Asiento. Es un buen número. Más o menos con lo
que contaba. Estamos más que preparados para asumir hasta cien personas,
teniendo en cuenta la capacidad del hotel. Estoy convencido de que a última
hora seremos más.
En realidad…, no he hecho la pregunta por eso.
Simplemente quería… tantear el terreno. Asegurarme de que no haya invitados que
vayan a ponerme la cabeza patas arriba.
Y sí, pienso en alguien en concreto cuando hago
esta reflexión.
—¿Alguien con quien no contemos? —insisto.
—¿A qué te refieres?
—Ya sabes…, alguien del pasado, alguien a quien
hace mucho tiempo que no vemos…
Le lanzo una mirada a mi amiga. Confío en que
ella sabrá leerme.
Carrie se muerde el labio. Intercambia una mirada
nerviosa con su marido y después suspira.
Sé que no hace falta que diga más. Sé que Carrie
sabe a quién me refiero. Sabe que estoy pensando en «ella» mientras le hago
esta pregunta.
Y espero que sepa lo importante que es para mí su
respuesta.
—No debes preocuparte por nada, Julien. No habrá
contratiempos.
—Estás segura, ¿verdad?
—Tranquilo, Jules.
Asiento de nuevo. Sigo mirándola a los ojos. La
noto inquieta, pero intento convencerme de que Carrie no me mentiría. No en
esto. No cuando han pasado ocho años. No cuando he pasado por tanto para
conseguir recuperarme de su pérdida. No cuando aún me duele pronunciar su
nombre en voz alta porque no es más que un susurro soplando entre mis
recuerdos.
Emi.
La que dio sentido a mi mundo. La que lo dejó
todo por mí. La que me deshizo los huesos al cerrar la puerta de nuestra
historia.
—Está bien. —Asiento y me pongo en pie. Después me
despido de Carrie y Freddie.
Es hora de irme a mi casa. Esas cuatro paredes a
las que llamo hogar por llamar de alguna manera, aunque hace años que renuncié
a un espacio que escondiera la magia de la cotidianidad compartida.
Cojo mi coche, conduzco por las carreteras
secundarias de Chicago y llego a mi apartamento con ganas de desconectar.
Una ducha. Una cerveza. Las noticias en la tele.
Y el frío que no me ha abandonado al pensar en el pasado, aunque haya sido un
segundo.
Yo ya no me permito pensar en Emi. Nunca lo hago.
Hace daño. Pago muy caro cualquier pensamiento que lleve su nombre. Y eso es lo
que me ocurre esta noche.
Me cuesta dormir. No sé por qué. Supongo que hoy
es uno de esos días en el pasado pesa más. Mi cabeza se ha inundado de su
mirada. De su risa. De sus manos en mi pelo. Y me estremezco.
Me duele. Los recuerdos me duelen. Ella me duele.
Diciembre me duele.
Cierro los ojos. Trato de sacar fuerzas.
Espero que llegue un día en el que deje de
hacerlo. Aunque algo me dice que eso no ocurrirá.
Hola, no conozco a la autora, echaré un vistazo a sus libros, a ver si alguno me llama la atención. Gracias, y besos.
ResponderEliminarUna portada preciosa y una pinta increible.
ResponderEliminarSaludos