Autores: Sophie Gonzales
Género: juvenil
Editorial: Wonderbooks
El destino los ha reunido de nuevo, pero no hay ni rastro del chico dulce que conoció en verano: Will es el típico deportista machito, popular y payaso… Ah, y además no ha salido del armario. Ollie está decidido a no ir detrás de un chico que lo ignora y que no está preparado para aceptar quién es realmente. Sería un idiota si lo hiciera, ¿verdad?
En cuanto vi que este libro podía decirse que era un retelling de Grease, me llamó muchísimo la atención, aunque he de decir que no es una de mis películas favoritas, pero al dar una visión actual a la historia, ves cuántas cosas tendrían que haber cambiado y no lo han hecho. Una novela juvenil con buenos personajes, mucho de descubrimiento personal, de sacrificios por la familia, de amistad, de reconocerse a uno mismo quién se es en realidad y con un estupenda posición ante aquellos que discriminan por cualquier motivo.
Ollie ha pasado el que ha sido su mejor verano hasta la fecha; sus padres decidieron pasar el verano cerca de su tía y dejan su soleado San José para estar cerca de la familia. A pesar de que tenga que hacer de canguro de sus dos primos pequeños, y de que su tía estuviera luchando contra un cáncer que parecía estar ganando la batalla, el conocer a Will lo cambió todo. Sin embargo, no está dando señales de vida y Ollie tiene que volver a su vida.
Cuando la madre de Ollie le comunica que tendrán que mudarse permanentemente al lado de su tía, todo su mundo parece tambalearse: tendrá que dejar su instituto, a sus amigos, su banda, absolutamente todo, pero comprende que su madre tiene suficientes problemas como para tener que lidiar con la rabieta de su hijo adolescente. Así pues, con toda su fuerza, se dispone a empezar en un nuevo instituto su último año y no tardará mucho en darse cuenta de que es imposible que deje a Will atrás porque... va al mismo instituto!
Todo lo que creía saber de él y todas las situaciones que pasaron juntos, de risas, de química, de mucha piel, parecen habese volatilizado porque su rollo de verano parece ser el tío más hetero del universo. Ollie tendrá que lidiar entonces con la atracción que siente y la necesidad de Will de mantener todo su idilio en secreto porque no está ni mucho menos cerca de mostrarse ante el mundo como es.
Ollie conocerá a un grupo de chicas estupendas, unas secundarias que le dan la réplica y tienen sus propios dramas con los que lidiar: presiones sociales, orientación sexual, primeros amores. Todo el abanico de momentos adolescentes de vida o muerte los viven de forma intensa, bien por separado, bien todas juntas. Ollie se integra a la perfección porque no las juzga, las acepta como son como espera que hagan con él, aunque no siempre es fácil mostrase de forma transperente cuando puedes salir herido.
Me ha gustado mucho Ollie, tiene las cosas claras y hace todo lo posible por evitar que lo pisoteen, por mantenerse firme en sus convicciones; es también un apoyo para sus nuevas amigas porque es una buena persona y, por supuesto, afronta el dolor de la pérdida de una forma genuina. Una bonita historia sobre el primer amor, sobre la autoaceptación y sobre la amistad.
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