Autores: Sally Thorne
Género: romántica contemporánea
Editorial: Harper Collins
Vuelve una de las autoras que con solo un título, Cariño cuánto te odio, supe que iba a darnos historias preciosas con un trasfondo importante y unos personajes adorables. Aquí, de nuevo, Ruth y Teddy son dos jóvenes con muchos que demostrarse a sí mismos en un entorno de lo más inusual: un complejo residencial para personas mayores y donde viven también multitud de tortugas en peligro de extinción. La impresión que tienen el uno del otro, como podrás adivinar, no está ajustada a la realidad, pero diría que la que tiene de sí mismos tampoco, ¿serán capaces de superar sus miedos y mostrarse cómo son en realidad?
Ruth ha vivido durante los últimos seis años en el complejo donde también reside, un agradable complejo habitado por hombres y mujeres encantadores que necesitan un extra de cuidado. Abandonó su sueño de juventud por un hecho que aún hoy le pesa y cree que ha encontrado su lugar entre los límites protegidos de Providence. Ella está más que encantada de ejercer un férreo control sobre las rutinas necesarias, actualizando listas de los más variadas y cuidando de todos los habitantes de Providence, ya sean humanos o animales. Ahora que su jefa y amiga de la familia está de vacaciones y está ella al cargo no puede permirse tener ni un fallo y es entonces cuando aparece el nuevo dueño del complejo acompañado de un visitante totalmente inesperado. La compra de Providence por parte de una empresa inmobiliaria no augura nada bueno, pero luchará por que todo permanezca como está.
Teddy llega hasta Providence casi por casualidad, más en un intento de hacer ver a su padre que sí es digo de confianza, que su sueño de tener un estudio de tatuajes no es algo pasajero, que es su pasión y es bueno en lo que hace. El encuentro con una chica de lo más amable en la gasolinera y el malentendido al que da lugar no esperaba que fuera a pasarle factura porque el karma, en un enrevesado golpe, le pone en bandeja un trabajo muy bien remunderado pero que podría calificarse de infernal: ser el asistente personal de dos adorables ancianitas, solo que adorables no sería el mejor adjetivo para calificarlas, al menos a una de ellas, que no duda en exigirle tareas a todas horas y no admite un no por respuesta.
La chica de veinticinco años que no se permite ni un fallo y el chico que se ha pasado toda su vida ansiando el cariño de su familia se ven obligados a convivir pared con pared y a pasar más tiempo juntos del que tendrían que pasar si quieran mantener a raya sus emociones. El elenco de personajes lo completa Melanie, ocupando un puesto de trabajo temporal en la oficina que aspira a averiguar cuál es su sueño y, por supuesto, Aggie y Renata, un contrapunto perfecto para la seriedad de Ruth, sin pelos en la lengua y diciendo verdades inapelables.
Esta novela es una historia divertida, sin renunciar a momentos más profundos, es dulce con un punto pícaro y, sobre todo, es la historia de dos personas que tienen que decidir si quieren pasar el resto de sus vidas asumiendo lo que todo el mundo piensa de ellos, sin esforzarse por tomar decisiones arriesgadas o bien escogen el camino de decidir sabiendo que pueden equivocarse pero que también aprenderán de ello. La relación entre ellos es casi platónica por las reticencias de Ruth y la honestidad de Teddy: una no se permite dejarse llevar y el otro sabe que se irá y no quiere que ella sufra, pero ojo cuando empiecen a dejar caer las barreras, la colisión es inevitable. El desenfado de Teddy en cada escena es un soplo de aire fresco porque también deja que Ruth vea su vulnerabilidad. Ambos tienen un pasado que les está pasando factura y no pueden resolverlo de mejor manera: pidiendo ayuda profesional.
Un ritmo pausado que te va arrancando risas y que te encoge el corazón en varias ocasiones, que te deja con la miel en los labios y suspirando por lo adorables que son. Si quieres una lectura que te deje pensando en los protagonistas, Sally Thorne es siempre una buena opción. Este es su segundo libro y aunque el primero me pareció espectacular, este va cogiendo ritmo y, sin duda, se convierte ya en una de mis autoras fijas.
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