Autores: Julia Quinn
Género: romántica histórica
Editorial: Titania
Amelia Willoughby ha estado prometida al duque de Wyndham toda su vida. De hecho, habían pasado apenas seis meses de su nacimiento cuando se firmaron los papeles y se celebró el pacto que la convertiría en duquesa. Desde entonces, no ha hecho más que esperar a que Thomas Cavendish, el distante, glacial y arrogante duque, decida por fin tomarla por esposa. Aunque Amelia sospecha que el duque tiene otros asuntos en mente, y que sus planes matrimoniales tal vez se posterguen indefinidamente.
Y justo cuando Thomas empieza a pensar que ya ha llegado la hora de asentarse y a la vez se da cuenta de la belleza de su prometida, aparece, como caído del cielo, su primo, a quien todos creían desaparecido y que tal vez sea el verdadero Cavendish, único aspirante legítimo al ducado. Claro que si Thomas no es el duque, entonces Amelia, que cada día se parece más a la mujer de sus sueños, no es su prometida, aunque todas las fibras de su ser opinen lo contrario.
La publicación de este segundo libro de la serie de dos ha sido muy seguida al primero, por lo que la espera ha sido mínima para saber qué ocurría con Thomas, el que siempre se creyó duque de Wyndham y que ahora es solo señor Cavendish. Toda una historia sobre encontrar el propio lugar y darse cuenta de qué es lo que realmente importante y, sobre todo, que lo tuvo siempre delante.
Conoces a Thomas en el anterior libro cuando de golpe parece que puede perder el título y la posición que siempre creyó suyos. Criado como heredero al ducado y todo lo que eso conllevaba, se ha convertido en un hombre algo solitario, que disfruta hablando con sus arrendatarios, pero que huye de los salones de baile. Tan planificada estaba su vida que su padre acordó su matrimonio con la hija de un conde, vecinos de siempre y los que tuvieron también sus propios secretos familiares. El caso es que él ha ido dando largas para fijar la fecha del enlace y Amelia siente que le está tomando el pelo. Tiene ante él muy duras decisiones, empezando por saber quién es más allá del título que ostenta y qué quiere hacer con su vida si resulta que solo es Thomas y no Wyndham.
Amelia jamás se ha enfrentado a los que decideron por ella toda su vida. Criada y educada para ser duquesa por matrimonio, siente que se ahoga en ocasiones, pero poco puede hacer más que esperar a que Thomas se digne a casarse por fin con ella. No conoce al que será su marido más allá de unas frases corteses, siempre rodeados de gente, por lo que cuando se dan las circunstancais adecuadas, ambos van a tener la oportundiad de remediar eso: se propiciarán escenas en las que podrán hablar y ver más allá de la faceta social respectiva. Cuando resulte que quizá su prometido ya no es duque y su padre quiera que se cumpla el contrato, quizá no pueda encontrar la fuerza para oponerse a algo que no sea seguir a su corazón... o quizá sí.
Este libro se desarrolla en la misma línea temporal que el primero, son paralelos, por lo que si has leído antes El duque de Wyndham no te costará ubicarte en la trama que se va desarrollando. Pero esto, creo que ha jugado en su contra porque a mí me ha parecido algo repetitvo, ya sabía lo que iba a ocurrir, solo tenían interés las escenas juntos que no se ven en el primer libro, pero que no son muchas para merecer un libro entero. Quizá el fallo también fuera mío al leerlos tan seguidos, porque recordaba perfectamente la historia de Jack y Grace, pero si la autora hubiera condensado ambos libros en un solo volumen (algo más largo de lo que acostumbra), esta historia doble hubiera sido perfecta.
Así pues, este libro no ha cumplido mis expectativas, siendo los personajes muy potentes, así como su trama, que conoces con anterioridad, pero creo que relega mucho las escenas "inéditas" y las que ya conoces lo eclipsan todo. Dicho esto, seguiré leyendo a Julia Quinn porque me tiene totalmente ganada en la romántica histórica. Primer pinchazo de casi 20 libros suyos leídos, no está mal, ¿no?