Título: Todas mis ilusiones (Dunas 3)
Autores: Cherry Chic
Género: romántica contemporánea
Editorial: Montena
Autores: Cherry Chic
Género: romántica contemporánea
Editorial: Montena
Sinopsis:
¡Y llegamos al final de los Dunas! Había muchas ganas de conocer la historia de Mario y el desenlace de Azahara y Nil, más después del final del segundo libro que es de infarto, pero a la vez, la llegada de Mario suponía decir adiós a esta familia que tantos momentos divertidos e intensos relaga a sus lectoras. Me ha encantado conocer en profundidad al pequeño de los primos porque tenía que esconder mucho tras esa fachada de diversión y desenfado y superó con creces mis expectativas.
Mario es el más joven de los primos y ha visto cómo Felipe tenía su final feliz con Camille en Todas mis respuestas, cómo Jorge ayudaba a Tash en el momento más difícil de su vida en Todas mis dudas, y él, que siempre quiso a su princesa, parece que se le está resistiendo más de lo que pensaba. Sus estudios no son un problema para él, pero encontrar un sitio en el que encaje más allá de su familia, sí, porque, y él es consciente de ello, su mente funciona a un nivel diferente que la de los demás y no es siempre fácil lidiar con él.
Además, vivir con una Azahara embarazada no es fácil, por lo que sus preocupaciones aumentan cada día. El único remanso de paz que tiene lo vive junto a Anastasia, aunque lo que se dice paz no es que tengan porque le encanta provocarla y grabar vídeos para sus futuros nietos, a lo que ella siempre contesta poniendo los ojos en blanco y diciéndole que eso nunca pasará.
El pasado de Mario, con la muerte de su padre cuando era pequeño, lo ha marcado profundamente aunque no siempre muestre esa vulnerabilidad. Su madre ha sido todo para él y su gran familia ha cubierto muchas necesidades, pero al fin y al cabo, él ha crecido sin padre y eso es para él una pérdida irrecuperable. Cuando su madre le dé una sorpresa, tendrá otro frente abierto del que no podrá huir y en parte será Anastasia quien lo acompañe en esos momentos.
¿Y quién es esa chica de maquillaje marcado, pelucas imposibles y ropa vintage? Pues una luchadora. Anastasia, amiga de Tash, ha sufrido de una manera similar a la de su amiga una familia controladora que quería hacer de ella un mero objeto decorativo y que les sirviera a sus intereres, pero ella se plantó, dijo basta y ahora tiene su propia cafetería. Su vida ha sido siempre solitaria y su única amiga fue Tash, sin embargo, ahora se encuentra en medio de la familia de los Dunas y no termina de encontrar su sitio.
La relación con Mario ha estado marcada desde el principio por los piques y las respuestas rápidas, pero lo cierto es que encuentran el uno en el otro justo el apoyo que necesitan: ella, alguien que vea más allá y por quién merezca la pena derribar las barreras y él, alguien que le tome en serio y vea más allá de su fachada Disney. Verlos juntos es alucinante porque son ellos mismos y los ves con esas ganas de confiar y con ilusión por tener algo más. Pero, porque siempre hay un pero, el pasado de Anastasia llega avasallando en forma de exigencias de su padre y Mario no puede luchar las batallas de su princesa por mucho que esté tentado a hacerlo.
Y voy a hablar brevemente de Azahara y Nil, la historia que se ha ido desvelando a lo largo de los tres libros y que me ha tenido el corazón en vilo. Desde luego, el final del segundo libro es uno de los finales más impactantes que he leído y aquí es Nil quien tiene que poner todo de su parte para arreglar todo lo que destrozó, con el inconveniente de pensar en dos niños pequeños y otro que viene en camino. El final de su historia no está exento de dificultades, de recelos y de miedos pero verás qué magia obra Cherry con esta pareja.
Me despido de los Dunas con una sonrisa, imaginándolos en una barbacoa familiar, bñándose y juegando en la playa, recordando el final de la historia de Mario y Anastasia que no pudo hacerme suspirar más y con emoción por saber qué será lo próximo que traerá la autora. Una saga familiar inolvidable.
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