Esta historia ha sido conmovedoramente real, esperanzadora y tierna. Dos mujeres que buscan su propio sitio y, por el camino, encuentran el amor. Pasados dolorosos, pero no por ello invalidantes para el presente. Primeros amores, familias disfuncionales, dramas y anhelos. Esta novela ha sido incríble y no la puedo recomendar más.
El comienzo es desconcertante, como me gustan, porque entras de lleno en la vida de una Sara adolescente, en su pueblo natal, que está viviendo su primer, y escondido, amor con su compañera de clase y amiga. A pesar de que perdiera a su madre de pequeña y haya tenido que encargarse de su hermano todo este tiempo porque el padre no es una figura muy fiable, tiene a Annie y todo va bien... hasta que una noche desaparece y comienza unos días oscuros y desesperantes.
En un momento de impulsividad y de absoluta claridad comprende que tiene que huir de su casa, marcharse lejos, aunque eso suponga dejar a su hermanito atrás. Su viaje hasta Los Ángeles, acompañando a un joven que estaba de pasó por el pueblo, no está exento de decisiones difíciles que podrían haberla marcado, pero su decisión de labrarse una vida anónima lejos de todo lo que había conocido pesa más que todo a lo que tenga que enfrentarse.
La vida de Emilie ha sido un poco menos convulsa. Nacida y crecida en Los Ángeles, de familia criolla y emigrante, ha tenido sus propios dramas de la mano de su hermana mayor. Conoce lo que es el miedo de traspasar una puerta tras la que esta se encuentra, el miedo de lo que suponen las marcas en los brazos y el desasosiego de no saber qué hacer con su propia vida. Sigue estudiando especialidades porque aún no puede decidirse por nada, sus relaciones tampoco se asientan en bases sólidas y uno de sus últimos trabajos consiste en hacer arreglos florales para distintos negocios, retomando así los momentos que pasaba con la madre de su mejor amigo en el jardín de la escuela.
El Yerba Buena, un restaurante de Los Ángeles, es el lugar en el que van a confluir las vidas de Sara y Emilie, dos jóvenes provinientes de ambientes totalmente distintos pero que se cruzarán una mañana cualquiera, la una haciendo los arreglos de flores y la otra asesorando sobre cóckteles. ¿Cuál es la genialidad de esta historia? Que sus vidas continúan porque su momento no ha llegado, ambas tienen que encontrar su sitio por sí mismas antes de plantearse poder tener una relación sentimental y en esta sencillez, en este fluir que es siempre la vida, sin forzar nada, esta historia se convierte en bella y especial.
Me ha enamorado la forma de escribir de esta autora, cómo intrinca ambas vidas, ambos pasados con puntos en común muy dolorosos, cómo trata el tema de la familia, la amistad, el perdón, la culpa y el amor. Una ambientación exquisita, puedes oler el calor de la ciudad, el exotismo del Yerba Buena, los colores de la ciudad, es una maravilla.
Ambas protagonistas son normales, son excepcionales, son inolvidables. Es una novela sencilla que te atrapa, primero intentando componer la situación de ambas y luego, esperando que sus vidas se crucen, para, por último, asistir a un desenlace perfecto que refleja el tono de esta historia. Si buscas un libro al que siempre puedas volver, lee Yerba Buena.