Autor: Julia Quinn
Género: romántica histórica
Editorial: Titania
Ya me queda pocos libros para estar al día con la extensa bibliografía de Julia Quinn y después de un parón estival que he tenido de la autora, vuelvo a ella con este primer libro de una serie de dos, libros independientes entre sí, pero que tienen en común que los protagonistas masculinos de ambos son... agentes del Ministerio de Guerra, vamos, los que atrapan a los traidores a la patria. En un tono de humor, aunque no exento de momentos con cierto peligro, Caroline va a vivir la aventura de su vida cuando ella solo quería llegar a su mayoría de edad para poder cuidar de sí misma sin depender de tutores manipuladores y malas personas.
El libro comienza muy fuerte, Caroline dispando al malnacido que había intentado violarla. Este tipo no es otro que el hijo de su tutor, el último de una lista extensa y desafortunada que la han estado tratando muy mal desde que sus padres fallecieran y la justicia fuera pasando de uno a otro según fallecían también. Oliver Prewitt ha resultado ser el peor, porque su plan, cuidadosamente calculado, era hacerse con el dinero que le dejaron a Caroline sus padres e impedir que escapara de su control una vez cumplidos los veintiuno. Con lo que no contaba era con la determinación y el ingenio de Caroline, que ha tenido que crecer prácticamente sola y quien no va a permitir que nadie más controle su propia vida.
El propio Percy, el hijo de Oliver, la invita a marcharse y esconderse porque la verdad es que tampoco quería haberse casado con ella. En esa huida se topará con otra pistola, esta vez apuntando hacia ella y, detrás, un hombre con una aura ciertamente peligrosa que la confunde con otra persona, aunque si eso le sirve para quitarse de en medio, está dispuesta a sufrir las inconveniencias de un secuestro si con eso consigue un lugar donde esconderse lejos de su horrible tutor.
Blake está harto de trabajar para el Ministerio de Guerra; son ya muchos años al servicio de la Corona que le han costado demasiado como para querer continuar, por lo que se prometió que esta sería su útlima misión: atrapar a Carlotta de León y llevar ante la justicia al traidor de Oliver Prewitt; sin embargo, en una serie de catastróficas coincidencias, atrapará a la mujer que no debía y eso le va a dar muchos dolores de cabeza mientras se deshace el entuerto y otros tantos cuando descubra quién es en realidad y no se sienta culpable por sentirse atraído por ella.
Como decía al principio, Caroline es tremendamente imaginativa y provoca mucha ternura, la pobre no ha tenido ninguna suerte con las personas que tenían que cuidarla, aunque ella no está resentida con la vida, al contrario, tiene un gran optimismo y sentido de la lealtad con aquellos que muestran preocupación por ella. Las escenas con Blake están llenas de humor en un principio y de cierta tensión según avanza la trama y, por supuesto, una protagonista de Quinn nunca obedecería a ciegas si cree que debería hacer lo contrario a lo que le han dicho, por lo que espera muchos sobresaltos y escenas al más puro estilo de película de espías según vas avanzando con la lectura.
Con esta sencilla historia vas a ver a un protagonista atormentado por su pasado y por las consecuencias personales que le ha traído el desarrollar un trabajo tan peligroso, cómo teme volver a sufrir, por lo que rechaza la idea de cualquier sentimiento que pueda conllevar una pérdida, aunque sea en potencia, y también verás a una joven con ganas de dirigir su propia vida, que se hace querer por todos los que la conocen y que tiene salidas imaginativas para cualquier situación en la que se vea inmersa.