Autor: Cherry Chic
Género: romántica contemporánea
Editorial: Montena
Siete años dan para mucho.
Ashley Jones te diría que, en siete años, una persona puede aprenderlo todo acerca de perder y ganar lo más vital de la vida.
Brody Sanders diría que son suficientes para planear una venganza perfecta.
Maia Campbell-Dávalos diría que, con mucho esfuerzo y el apoyo de una gran familia, en siete años puedes llevar las riendas de tu vida de un modo que nunca nadie imaginó.
Y Kellan Hyland... Bueno, en realidad, si se lo preguntaras a Kellan posiblemente te miraría a traves de sus gafas de sol, gruñiría algo, devolvería la atención a su guitarra y te ignoraría por completo.
Lo que está claro es que, aunque hayan pasado siete años, Rose Lake todavía tiene muchas historias sin resolver. Quizá demasiadas.
Y ha llegado el momento de completarlas.
Segunda parte de la bilogía de Rose Lake y qué ganas de saber cómo acaban Maia y Kellan porque menudo final el de Cuando el cielo se rompa y caigan las estrellas, de infarto y muy al estilo de la autora, el hacernos sufrir un poquito aunque en su defensa hay que decir que en el primer libro cierra la historia de Vera y Max y son absolutamente adorables. Aquí, además, se suman Ashley y Brody, amigos de Kellan de toda la vida, que acogen a Maia cuando llegó y que siete años después de aquello, su vida también ha dado muchas vueltas.
Comienzo con ellos, con la chica que ha tenido que crecer prácticamente sola porque sus padres, aún estando presentes hasta su mayoría de edad no se ocuparon de ella en ningún momento; el papel de madre y padre lo ejerció su abuela, la señora Miller, la gruñona conductora del autobús escolar que dio, a su manera, todo el cariño que necesitaba Ashley. Han pasado siete años desde que cumpliera los 18 años y desde entonces siempre han sido ellas dos, pero la salud de la señora Miller se está resintiendo y el día a día de Ashley es cada vez más complicado.
Brody ha alcanzado la cima en su carrera deportiva, flamante jugador de la NFL, pero sus planes de futuro están más que claros y muy alejados de la competición profesional; ha trazado cada paso del camino de forma minuciosa y no está dispuesto a esperar más para cobrarse la venganza contra unos padres que hicieron de su vida un infierno aunque desde fuera pareciera que tuviera la vida más idílica. La vuelta a Rose Lake pilla a Ashley desprevenida y es que siempre tuvieron una extraña relación amor-odio y tiene que enmendar muchos errores que cometió con ella.
Maia encontró su lugar en el mundo; después de los enfados y las sorpresas que se llevó cuando llegó a ese pequeño pueblo de las montañas es muy consciente de la suerte que tiene por haber encontrado su pasión y su refugio en esa comunidad. Está preparándose para tomar las riendas del negocio familiar y mantiene una relación con un empleado del aserradero; sin embargo, no puede decirse que haya superado lo de Kellan, aunque ella diga que sí, porque se tiene prohibido a sí misma y a los demás que hablen de cómo le está yendo. A veces ha sido fácil de ignorar, pero a carrera de Kellan está llegando a un punto en que sería imposible no enterarse de la peligrosa deriva hacia la que parece digirse.
Y, por último, Kellan, el chico que soñaba con la música ha tenido una trayectoria meteórica y ahora da grandes concierto junto con su banda, hace giras y vive una vida de libertad y excesos que en nada se parece a la de su pequeño pueblo. Cuando su amigo Brody decide que necesita un paréntesis no duda en arrastrarlo hasta Rose Lake para ver si eso lo ayuda a entrar en razón. Esa vuelta al hogar trae muchos recuerdos y también muchos planteamientos, pero las decisiones pasadas no se pueden cambiar, solo pensar en no cometer los mismos errores para no seguir con dinámicas que pueden herir a los demás.
Estos cuatro jóvenes han vivido, cada uno a su manera, muchísimos momentos difíciles, dolorosos, tristes, pero también muchos otros llenos de pasión, amistad e incondicionalidad. En estos momentos de su vida se enfrentan al punto de inflexión que los dirigirán en una u otra dirección y ver esas escenas hace que no puedas soltar el libro. De nuevo Cherry nos muestra cómo no hay nada de malo en darse a uno mismo una segunda oportunidad, que la vida no está escrita en piedra, si no que cada uno la hace con sus decisiones y que la amistad, la familia y el amor propio son los pilares más sólidos sobre los que construir cualquier otro tipo de relación. No dudes ni por un momento en que te emocionarás con este cierre de bilogía!!
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