Autores: Helen Hoang
Género: romántica contemporánea
Editorial: Titania
Sinopsis:
La carrera de violinista de Anna Sun toma un gran impulso cuando un vídeo suyo se vuelve viral en las redes sociales, pero ahora la presión del éxito la bloquea cuando intenta replicar el momento. Y cuando su novio de toda la vida anuncia que quiere una relación abierta antes de establecer un compromiso definitivo, Anna, herida y enfadada, toma una determinación: si él quiere explorar otras opciones, ella también lo hará. Por eso decide embarcarse en una serie de citas de una noche. Cuanto más inaceptables sean los hombres, mejor.
Entonces conoce a Quan Diep, amante de los tatuajes y de las motos. Su primer intento de tener una cita de una sola noche fracasa, al igual que el segundo, y el tercero… porque estar con Quan es más que sexo: acepta a Anna de manera incondicional, de una forma que ella misma está empezando a entender.
Sin embargo, cuando la tragedia golpea a la familia de Anna, ella asume un papel para el que no está preparada, hasta que la carga de las expectativas amenaza con destruirla. Anna y Quan tendrán que luchar por tener una oportunidad en el amor. Pero, para ello, también tendrán que luchar por ellos mismos.
Por fin se cierra esta maravillosa trilogía de Helen Hoang, de historias independientes, pero con algo en común: unos protagonistas especiales y con un perfil muy poco visto en la literatura romántica. Me ha gustado mucho este libro, quizá porque es el más personal de la autora, lo cuenta al final, donde ha volcado más de ella misma y eso lo hace mucho más íntimo. Tenía muchas ganas de conocer más de cerca a Quan, el secundario en los libros anteriores, el tipo desenvuelto que siempre ayuda a quien lo necesita y he de decir que lo borda en su historia.
Decía que el perfil de los protagonistas de los libros de esta autora son especiales y algo atípicos dentro del género, por lo que cuando aparecen y están tan bien reflejados, te quedas con ganas de mucho más. Tanto Anna en este caso como Stella en La ecuación del amor y Khai en El test del amor, son personas que se encuentran dentro del espectro autista. Si bien puedes encontrar más hombres en las series, películas o libros, encontrar a mujeres no es tan frecuente, y si algo te llevas de estos libros es la manera tan diferente en que se manifiesta el autismo en mujeres y cuántas veces no se pasan por alto estas características porque las mujeres autistas desarrollan estrategias de compensación y enmascaramiento para encajar en lo que se espera de ellas.
Aquí, Anna, es de este tipo de mujer porque durante toda su vida se ha esforzado para estar a la altura de las expectativas de su familia, sin lograrlo nunca. Su carrera de músico está estancada, no es capaz de avanzar en una pieza para violín compuesta para ella para su próximo disco y la relación con su novio es más bien monótona, la cual da un giro radical cuando él le plantea que antes de dar el paso definitivo, querría ver a otras personas.
Esto no supone más que una gran piedra en el camino porque jamás pensó que abriría su relación, pero con el apoyo en la distancia de sus dos mejores amigas se abrirá un perfil en una aplicación de citas y se propondrá cumplir la misión de conocer a otros hombres. Sin embargo, el propósito de no dejarse pisotear ni ceder ante los deseos de los demás puede suponer un escollo demasiado difícil de vencer, pero está decidida a comenzar con estos desconocidos para, en un futuro, poder plantar cara a su familia.
La vida de Quan se ha vuelto mucho más gris de lo que solía ser. A pesar de que en el trabajo le va muy bien, creciendo con la marca de ropa infantil creada junto con su primo y con una oferta de compra de una gran empresa, en su vida personal todo se paró a raíz de un problema médico. Su apatía e inseguridad solo le pueden llevar a un lugar muy oscuro, y animado por su primo y su hermano, vuelve al ruedo de las citas reinstalándose las aplicaciones que solía utilizar. Cuando conoce por una de ellas a una chica que solo quiere una noche sin compromiso piensa que es lo único que lo puede desbloquear y no duda en quedar con ella.
Adivinas que son Quan y Anna quienes tendrán la cita, ¿verdad? Aunque será mucho más accidentada de lo que pensaban y los llevará hacia un camino plagado de confesiones, sinceridad contenida y una comodidad con el otro que no esperaban sentir y que jamás habían sentido con nadie más. Podría parecer que el libro está muy centrado en esa dinámica de pareja, pero a Anna le esperan unos desafíos titánicos que implican a su familia y que pueden romperla para siempre.
Como decía al principio, la sensibilidad con la que Helen Hoang trata este tema es magnífica porque lo vive en primera persona. Aquí, además, se suma el llamado agotamiento autista, la necesidad de complacer a los demás, el tema de los cuidados y, por supuesto, sigue muy presente la salud mental como la vía para resolver estas cuestiones que incapacitan y bloquean. Sin duda, es una estupenda trilogía llena de momentos muy románticos e íntimos, sin perder la complicidad entre la pareja y que te acercan a una realidad muchas veces desconocida de forma respetuosa y delicada.